Siempre he sentido una profunda e irreverente admiración por ese entrañable personaje de Cuento de Navidad , ese cabrón sin sentimientos llamado Ebeneezer Scrooge, codicioso avaro que no sentía nada por nadie.Ese ser que al principio del cuento ves como algo que te repugna como persona, pero que a medida que avanzas en la historia , vas viendo el porque de su infelicidad. Uraño zarrapastroso, efecto secundario de esforzarse en ser un usurero sin corazón, refugiado en su codicia y ajeno a lo que le rodea, solitario y tacaño, lerdo en su trato con sus semejantes,inmutable a las penosas situaciones de sus alegados y siempre obsesionado con poseer.¿ Cuantos de esos conocemos por aquí, no?. Supongo que mi respeto por el personaje es que seguramente es mi contrario, nada que ver conmigo, por eso me ha atraído siempre.Es bien sabido que los contrarios se atraen, igual que los cerebrales atraen a los viscerales y viceversa.
Hace poco observando un cuadro de Felipe V, me vino a la cabeza la absurda idea que todos los hombres y mujeres que se inmortalizan en cuadros esplendidos, adornados con joyas de incalculable valor, al igual que los pintores que hacían sus autorretratos, poseían más de Narciso de lo que ellos pensaban, si es que pensaban, claro. ¡¡ Cerdos engreídos !!, ¿como podían dejar morir de hambre a sus semejantes y vivir en lujosos palacios, llenos de opulencia? , menudos cabronazos. Oscar Wilde ya se debió percatar de ello y los inmortalizo en su "Retrato de Dorian Gray",Aunque mirándolo bien , era el cuadro el que se quedaba con toda la mierda y no al revés, jejeje... Que se jodan.
Me alegro que estés de vuelta , gemelo cabezón, creo que vamos a repartir mucha caña a partir de ahora.