Clavé mis manos sobre la mesa.Intentaba desesperadamente, que ella no se diera cuenta que estaba nervioso.Las clave tan fuerte que podía notar como por la falta de riego,me ardían los dedos.Ella me miraba con su carita de ángel,como siempre lo hacia,tierna , dulce.....me contaba su fin de semana con sus amigos, sus bailes, sus cenas, sus risas y yo sabia que nunca podría disfrutar de su compañía fuera de esas 4 paredes. Había ido a despedirme, pero no sabia como, me llenaba solo verla, pero no quería que con el tiempo, pudiera ver en lo que iba a convertirme.
Tenia que ser rápido y contundente, así que intervine en su conversación, le dije que algún dia me gustaría que fuéramos juntos a bailar, ELLA SONRIÓ, pero que como podía ver, eso no podía suceder, al menos de momento, ELLA DEJO DE SONREÍR, le dige que como podía comprobar, la medicación no iba muy bien, así que no me dejarían salir de allí, de momento, que ella me hacia sentir muy bien, muy bien, ELLA SONRIÓ, pero que ya no iba a verla nunca mas, ELLA DEJO DE SONREÍR.
Me levante bruscamente, me puse totalmente erguido y estire mi brazo para darle la mano, igual que un adolescente saluda a una señora. Pero en realidad vi que no estaba erguido, sino mas bien un poco inclinado, ya no podía fijar mi mirada en sus ojos, mi mano extendida, mas que una extensión firme de mi cuerpo, era como un palo que se movía de derecha a izquierda y de arriba a abajo, indistintamente e indiscriminadamente, con el pulgar grotescamente hacia arriba y la palma en forma de semi puño.Era un cumulo de tics abominables que movían mi cuerpo a su voluntad, y yo, encerrado dentro, veía como mi felicidad se escapaba con ellos.
Ella me dio la mano, afligida, y cuando me iba a soltar, para huir de allí, ella me agarro con la otra mano, firme, fuerte. Intente soltarme, pero solo conseguí arrastrarla hacia mi, ella seguía sin soltarme, acerco mi mano a su cintura y no la soltó, la mantuvo firmemente, segura de si misma.Puso su otra mano en mi nuca y me atrajo hacia ella.Puse lentamente mi barbilla en su hombro y deje descansar mis convulsivos tics en ella.
Empezó a moverse, como si quisiera seguir mis tics nerviosos, pero pronto me di cuenta que ella solo quería bailar conmigo, allí, en la cafetería del hospital, bajo la atenta mirada de mis compañeros de sala, enfermeras, visitantes, médicos y camareras. todos nos miraban tiernamente, y yo, cerré los ojos, pude sentir entonces como su respiración calmaba mis nervios, y con ellos, mis tics se iban relajando.
Pensé en mis despertares,en lo hermoso que era, abrir cada día los ojos, y oír alguna voz que me decía algo, y yo podía oírla y al responder, esa voz me entendía, sabia lo que estaba diciendo.........como mis músculos, poco a poco, iban relajándose y podía ser autosuficiente, pensar, leer, escribir, dibujar........
La sorpresa de ver mi imagen en el espejo, 30 años después de haberla visto por ultima vez, ese chaval ya era un hombre, saber lo que había pasado en el mundo mientras yo dormía, los primeros tics, mas medicación, mas ausencias, mas medicación.........Empecé a ponerme otra vez nervioso, y antes que ella lo notara, me solté, sin mirarla me di media vuelta y enfile el pasadizo que conducía al pabellón donde vivía. Quizá todos pensaron que mi cuerpo seguía escuchando esa música imaginaria que nos había echo bailar, La realidad es que a duras penas, podía ordenar a mis piernas que siguieran el camino que yo quería trazarles.
En mi mente quedaba el día que la conocí,un mes después de despertar, y con ese recuerdo llegue a la sala donde las miradas tristes de algunos de mis compañeros, podían delatar el final que les esperaba e ellos. Me acerque lentamente a una de las ventanas e introduje mis dedos en los barrotes, los apreté firmemente, para no moverme demasiado y que el sol del atardecer pudiera calentar mi rostro. pero solo notaba la luz, el calor no llegaba a mi cara.Alguien se acerco por detrás y me pregunto, poniéndome una mano en la espalda, que si estaba bien, que estaba llorando...no conteste, sabia que llegaba mi final y que un día cualquiera dejaría de despertar, pero era feliz, ahora tenia un recuerdo para mantenerlo cada día que siguiera despertando, y aunque solo fuera eso, había merecido la pena todo el sufrimiento, tenia un baile con la mujer mas hermosa del mundo.
Al Dr. Oliver Sacks y al pabellón de enfermos de encefalitis letárgica, que en 1969, gracias a la L-DOPA, consiguieron despertar durante unos meses.